domingo, 23 de septiembre de 2012

Manual para sociópatas: Bodorrios (I)

Ahora que, en general, en mi entorno ha quedado atrás la fase bodas para dar paso a la siguiente fase progenie, creo que es el momento oportuno para iniciar esta nueva ¿serie? abordando este embarazoso trance que todo humano occidental ha de enfrentar varias veces en su vida. Como invitado, quiero decir, que es lo más sufrido.

Y es que todo sociópata/freak/persona más cercana a la lógica que a la sociedad se encuentra día sí día también con esperpentos sociales con normas absurdas que desconoce por puro uso del raciocinio. Siempre me he preguntado dónde estaba el libro que explicaba todas esas normas de comportamiento (y me refiero a cosas más mundanas que eso que llaman "protocolo"), esas reacciones que se esperan de nosotros en determinadas situaciones y ese montón de mierda que no conocemos y nos hace quedar como monstruos ante el resto de la sociedad. Ya se sabe, la experiencia  y la convivencia, la observación, etc... pero ¿qué pasa con aquellos que hemos preferido dedicar más tiempo a las cosas guays?

Por mi parte, comenzaré esta sección para aportar mi granito de arena con las investigaciones de campo que vaya realizando. De esto de bodas creo que ya sé un rato, así que allá va.


Para empezar, ¿qué es un bodorrio? Pues viene a ser algo así como una partida de rol en vivo en el que dos humanos emparejados de cualquier extracto social que lleva viviendo juntos bastante tiempo, montan un fiestón de mucho lujo en el que invitan a todos los jugadores a hacerse pasar por ricos y refinados. Para que este disparate sea posible, existe un acuerdo tácito para que el gasto de toda esta pantomima se sufrague entre el total de participantes. A cambio de tan estupenda partida, los jugadores en agradecimiento suelen aportar más de lo que equitativamente se les demanda para que los directores de juego, novio y novia, se costeen un viaje a la Riviera Maya, para celebrar su atrevimiento y esfuerzo. A veces varían algo el destino, pero los tiros van por ahí. Siempre. El objetivo de este viaje es volver diciendo que aquello es "otro mundo" y que " es muy chulo, pero ves mucha miseria", pero eso ya es otra historia.

Los bodorrios son procesos con fases claramente diferenciadas que, salvo minúsculas aunque siempre valientes variaciones, se cumplen siempre del mismo modo. SIEMPRE. Es importante resaltar que la "partida" comienza desde la fase uno, por lo que desde el momento en que se produzca la invitación, debemos estar preparados y dispuestos para cualquier anormalidad.

FASE 1: INVITACIÓN.

La invitación, al contrario de lo que podría resultar lógico, no surge espontáneamente ni es fruto del acuerdo de dos partes. Los directores de juego se personarán con cualquier excusa en nuestra casa (si no es de este modo, quizá podamos eludir el evento sin mayor trascendencia) para anunciarnos el acontecimiento a la primera de cambio. No obstante, podrían hacerlo también en una reunión donde coincidan varios de los asistentes elegidos para el evento, siempre y cuando se cumplan las formalidades posteriores.
Acto seguido, nos harán entrega de una cartulina impresa, llamada comúnmente tarjetón, mediante la cual se da por iniciado el juego y nuestra interpretación de personaje dentro de un mundo fantástico de gente elegante y sofisticada. En cierto rincón, discretamente, aparecerá un número de cuenta bancaria. No se trata de ningún descuido irresponsable, será la cuenta donde habremos de hacer nuestra aportación a los gastos.

¿Qué se espera de nosotros?

- Mantener una postura respetuosa hacia el tarjetón, que estará lleno de tentaciones risibles tales como motivos florales, anillos, angelotes, dibujos cursis/meapilas de parejas o animalicos. La invitación vendrá redactada en un lenguaje que tratará de evocar torpemente sentimientos varios en una prosa afectada y anacrónica. Cuidado con esto, compostura.
-Alegrarse visiblemente y dar la enhorabuena. Cada uno le puede dar a esto la explicación que le satisfaga,  pero es lo que se espera de nosotros.
-Mostrar interés por las vicisitudes de la organización del evento y fingir asombro o estupor.
-Se valorará gratamente cualquier comentario acerca de la originalidad del diseño del tarjetón, el formato, el dibujo, etc. Aunque en esencia todas son iguales, se puede destacar cualquier exiguo vestigio de creatividad para congratular a la pareja, que dentro del encorsetado proceso siempre "buscaba hacer algo diferente". También suele funcionar destacar cualidades completamente opuestas a las que en realidad tiene.
-Pasados unos días, y siempre antes del evento, se hará un ingreso a nuestro libre albedrío para financiar los costes de la partida. Aunque sería mucho más fácil y lógico saber a cuánto toca cada participante, por algún motivo se considera de muy mal gusto facilitar esa información, por lo que pondremos una cantidad no inferior a 100 €/persona. Quizá incluso menos. El límite está en el cielo y, aunque encontraréis a sujetos que dicen que el afecto se demuestra por encima de los 200, entiendo que a partir de 100 por persona, las posibles pérdidas se las ha buscado la pareja. Cuidado, estos valores varían con el tiempo.
-En caso de no estar en condiciones de hacer el pago, lo mejor es preparar una buena excusa para no asistir. Los organizadores nos dirán con la boca pequeña que no importa y que podemos ir igual pero, ¿cómo interpretar convincentemente nuestro rol de ricos si ni siquera hemos podido costear la participación?

FASE 2: DESPEDIDA DE SOLTER@

Se trata de una de las fases más dolorosas, y podremos zafarnos de ella siempre y cuando no conozcamos a nivel de colega al miembro de la pareja de nuestro mismo sexo. Se trata de una primitiva celebración ancestral en la cual el novio sale de fiesta con sus amigos, y la novia lo hace con sus amigas, la misma noche. Se interpreta que en breve el protagonista dejará la soltería y por ello esa será la última noche de que dispone para divertirse y ser joven y feliz. No obstante, esto se ha tergiversado con los años, y se suele aprovechar para hacer cosas nuevas o más de carrozas, como visitar un prostíbulo, contratar los servicios de una stripper, o consumir drogas sin medida.
Consta de una cena en algún cottolengo bullicioso con o sin muestrario de silicona, una escapada a algún sitio sórdido o zona de drogas y una fase de declive en alguna macrodiscoteca o lugar de mongoleo.
Recientemente, existe una variante racional-protestante que consiste en marchar a un entorno rural para centrarse en la experiencia psicotrópica con mayor intimidad, pero con carácter todavía muy minoritario.

¿Qué se espera de nosotros?

-Desde el momento de la cena, debemos decirlo todo a gritos desgarrados y afectar embriaguez, como si tuviéramos la tecla de mayúsculas atascada. Si no sabemos qué gritar, podemos inventar palabras o imitar fonéticas, no debemos olvidar que al fin y al cabo se trata de una especie de juego.  Se valorarán derrames de bebidas alcohólicas y bailecitos grotescos.
-Si somos hombres, diremos burradas a las chicas que veamos invariablemente. Si somos mujeres, afectaremos promiscuidad adornando nuestras cabezas con motivos fálicos. En ambos casos debemos caminar de modo errático y cantar cualquier cosa que se nos ocurra. Es una noche de creatividad y magia.
-En caso de visita a prostíbulo, no es necesario entrar en el mismo. La mayoría de las veces se trata de un acto simbólico para excitar la imaginación de la muchachada.
En caso de visita a local de chulazos, hay que simular un estado de celo felino, siempre sin excederse, ya que hay gente que se dedica a grabar felaciones de espontáneas ebrias. O eso dicen.
-Es importante aguantar la monserga hasta el final. Eso puede ser la mañana del día siguiente con mucha probabilidad. Paciencia, temple.
- Se valorarán positivamente las muestras exageradas de afecto, los abrazos y besos de despedida, como si el protagonista fuera un enfermo terminal o tuviera que irse a vivir a otro continente. No en vano es posible que, terminado el bodorrio, jamás se le vuelva a ver vivo/a.

FASE 3: CELEBRACIÓN

La celebración puede producirse en dos ambientes diferentes: parroquia de barrio o exterior de salón de bodas, muchos no llegaréis a ver otra cosa jamás. La primera opción es la más jodida porque las parroquias de barrio suelen asentarse en las zonas con menos aparcamiento de la provincia. Además, al finalizar, tocará coger de nuevo el coche hasta el inevitable salón de bodas / complejo de loquesea.
Paradójicamente, aunque esta fase constituye el acto de casamiento en sí mismo, suele ser la menos importante, por lo que no es necesario prestar demasiada atención. Muchos asistentes optan por acudir directamente a la siguiente fase y es perfectamente aceptable.

¿Qué se espera de nosotros?

-En el caso de la parroquia, poca cosa. Ni siquiera es necesario entrar y, de hecho, siempre suele formarse un grupo de resistencia rebelde que, aunque trajeados, optan por tomarse algo en el bar más próximo. Yo no recomiendo esto último, ya que el discurso que concede el cura para estas ocasiones suele tener un nivel humorístico difícilmente igualable en el bar. Imaginad un tipo que se siente culpable cada vez que se masturba dando consejos de convivencia y demás a una pareja de novios. Es, en efecto, desternillante.
-MUY IMPORTANTE: vestuario. Chicos, mínimo traje completo, camisa y corbata. Aconsejable gafas de sol y afeitado. Se valoran cosas más caras (chalequitos, frac, esmoquin...), el cielo es el límite. Podréis usar el mismo traje en tantas bodas como queráis. Es importante toquitearse mucho los botones de la americana, y abrocharla y desabrocharla constantemente para ganar presencia. Aunque se celebre en agosto, jamás nos quitamos la americana. Es preferible que se nos transparenten los pezones a través de la camisa empapada. Bueno, eso es lo que dice el protocolo, personalmente soy más partidario de la higiene.
Chicas, peluquería bruta, todo el maquillaje que tengáis en casa y vestido estrafalario rollo celebrity en alfombra roja, importante no poder guardar nada en ningún sitio. Si lleváis bolso, será de mano, del tamaño de vuestra mano, y no contendrá mas que un billete arrugado por si os perdéis. No es día de móviles. Al finalizar el evento, cogeréis el vestido y lo dejaréis en el contenedor de basura más próximo, rociándolo con bencina para pegarle fuego sin dejar rastros. Si os vuelven a ver con él puesto, no recuperaréis vuestra dignidad humana hasta cambiar de amigas. No sé el motivo, es así.
-Al principio se generará mucha expectación con la entrada de la novia, como si fuera algo asombroso o una atracción en sí misma. Es conveniente afectar algo de este interés, no por ella, que no se entera de nada, sino por los asistentes no sociópatas que pueden molestarse o chivarse. En cuanto aparezca, se reconocerá al instante la innegable belleza de la moza, sea quien sea y haya hecho con su cara lo que haya hecho. Este es su día.
-Al finalizar, hay que pugnar entre todos los asistentes por felicitar a los novios (sí, otra vez). A veces hay una traca que se tira sólo para marcar este momento y no escaquearse. Se le da la mano a él y dos besos a ella. "Felicidades", - Se les dice, o - "Enhorabuena"-, y mierdas así. Es un momento agónico, sobre todo si no le ves el sentido o no te apetece en ese momento, porque todo el mundo intentará hacerlo al mismo tiempo mostrando mucha ansiedad. En tal caso, se puede optar por pasar del asunto, asumiendo el riesgo de que los novios adviertan tu ausencia, que es bajo.

Continuaremos en un próximo post, porque me está quedando demasiado largo y estas cosas del tirón luego se memorizan peor. Nos vemos en breve, socialers!